Nada bueno puede salir. Ese sería el final de la frase. Y es que la estrategia del Frente Polisario hace aguas por todos lados. El motivo: se les paró el calendario. Aún no se dieron cuenta de que estamos muy adentrados ya en el siglo XXI y que utilizan métodos absolutamente superados, caducos y fallidos. Es lo que ocurre cuando tienes a los mismos torpes pero insaciables dirigentes desde hace casi 50 años. De hecho, pensaron que la misma propaganda funcionaría una vez más. Porque las orejeras de esos septuagenarios obcecados con el fracaso y atascados en sus sillones les impide afrontar la realidad.
Y eso es precisamente lo que les vamos a contar. Como sólo nosotros hacemos.
Hace unos meses, estos millonarios con chaqueta de camuflaje veían cómo los apoyos a su «causa» particular caían de manera estrepitosa. A eso se unían los continuos tirones de orejas a Argelia, anfitriona de sus campamentos, por las constantes violaciones de Derechos Humanos en el territorio, destacando los casos de secuestro de Mujeres, por las que el Gobierno argelino recibió reprimenda del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en forma de llamamiento a la urgente solución de los casos. Cosas que le sacan a uno los colores en público, más cuando tratan de internacionalizar la imagen de un cambio estructural en su mecánica gubernamental.
Y es que la República Argelina Democrática y Popular ha dicho no. Recordemos que el principal objetivo de ese país al patrocinar a Ghali y compañía y sus escudos humanos siempre ha sido controlar el Sáhara Occidental de facto para tener salida al Atlántico aislando de paso al país vecino, su mayor enemigo. Y estaban convencidos que financiando a toda esa pandilla del Polisario lo lograrían. Pero hace años que ya sólo buscan la manera de quitarse el «marrón» de encima.
Denuncias. Coste excesivo. Cambio de visión por parte de los ciudadanos argelinos. Intereses económicos. Intereses geopolíticos y estratégicos… Todo eso provocó que nuestros vecinos ya hubieran comunicado al Polisario sus intenciones. Han sido al fin y al cabo demasiados años sin resultados. Asumieron que robaban, que eran traicioneros, que desviaban ayudas y se enriquecían. Incluso aceptaron que venderían a su madre por dinero o cualquier miserable cuota de poder. Pero los tiempos cambian. Ellos sí que se dieron cuenta. Y los campamentos ya no son una opción. Han tirado 46 años y no han conseguido absolutamente nada. Demasiado. Incluso entre tiranos. Y han dejado demasiados cadáveres.
Con todo ese panorama, inmersos en esa debacle, el Polisario sólo pensó en salvar sus septuagenarios traseros. Y pensó que la mejor opción sería tensar un poquito más la cuerda, estirar ese chicle y, de paso, intentar comprometer a sus partenaires.
Buscando la lógica coartada urdió su último plan genial, pero Argelia no estaba dispuesta a seguir su juego. Ya no. Así que decidieron que si no existía una guerra, había que inventarla. Auténticos trampantojos. Y ahí están los saharauis. El verdadero drama de todo el engaño. Su enorme nobleza les ha hecho ser fieles a la organización y se han creído a pies juntillas, para mantener la esperanza, toda la palabrería. La propaganda barata, las mentiras, soportando el hambre, la represión y la utilización.
En definitiva, han otorgado sin querer impunidad al tirano. No tenían otra opción.
Todo porque el Frente Polisario se inventó el concepto de unidad. Fomentó una ciega solidaridad grupal, una identidad falsa esa a la que siguen aludiendo para intentar frenar las revueltas y con la que pretenden seguir parando la disidencia.
También han vuelto los métodos del siglo pasado, de los años de plomo, para detener en seco cualquier viso de rebelión con la cárcel. Porque, además, ahora esa guerra fingida tapa todo. Y quita cualquier atisbo de libertad o de los más básicos Derechos Humanos.
Aquí los que siguen viviendo bien son los dirigentes y sus familias. Indecentemente ricos, viven en Europa sin hacer absolutamente nada. Bueno sí, entran a comentar en esta Plataforma para decir que «todo es falso» que «somos marroquíes» o «mercenarios». En definitiva, para defender lo «suyo». Seguir viviendo en España y otros países a cuerpo de Rey de las ayudas desviadas y financiaciones varias.
Una cúpula que ya está negociando una salida honrosa para todos ellos. Mantener la impunidad y todo el patrimonio reunido de la manera más cruel: usando vidas humanas. Hirmando contratos millonarios de explotación de recursos naturales.
Lo que pasa es que lo que parecía un plan genial no ha funcionado. En los tiempos de la información global y de Internet ya no pueden fingir una guerra. Es imposible. Nadie se lo cree. Los últimos que la niegan, el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Nadie les da bola. Y tienen además a su movimiento solidario, su particular división del engaño, absolutamente descolocado, espera órdenes y estrategias. Pero no llegan. Los pocos que siguen metiendo en nuestras Instituciones no hablan de ninguna guerra.
Saben que, además de ser falso, no tiene defensa. Ni justificación, porque nadie otorga subvenciones a territorios en «guerra». Tampoco puede haber cooperantes. Por eso todo se ha puesto en su contra. Una debacle que comenzó con su connivencia y complicidad en los secuestros de mujeres en los campamentos saharauis, entre ellos, al menos, dos ciudadanas españolas: Maloma Morales de Matos y Koria Badbad Hafed.
Está por saber el tiempo que el Polisario va a poder seguir conteniendo a la población. Nosotros deseamos con todas nuestras fuerzas que despierten y que vean todos los testimonios que sacamos a la luz, las pruebas de que ha sido esa organización el principal obstáculo de la independencia, porque renunció al referéndum y, con esa decisión, ha impedido cualquier solución global, pues sólo ha buscado su interés personal. Es un bluf que acaba, mientras que para los saharauis de los campamentos el tiempo acucia y se los llevará por delante, porque están solos. Y ya sufrieron mucho más de lo permisible.
Hay que afrontar los acontecimientos con valor. Sin miedo. Tomar las riendas de sus destinos, de la Justicia y acabar con la impunidad de unos cuántos antes de que el Polisario les pague con la última traición. Son capaces.
Y les podemos asegurar que tendrán todo el apoyo del mundo.
Fuente: La Libertad es su Derecho