Ayer se celebró el Día Mundial de los Refugiados. Hemos visto muchas informaciones relacionadas con nuestros hermanos saharauis en los campamentos de Tindouf. En casi todas, se plantea la realidad de una situación de precariedad absoluta, derivada de la mala gestión de una crisis humanitaria sin igual por parte de las grandes potencias y, en especial, de las Naciones Unidas. Sin embargo, si bien es cierto que la indiferencia internacional ha condenado a los refugiados saharauis al olvido, también lo es que la dejadez de la Dirección del Frente Polisario tiene gran parte de responsabilidad en ello y nadie lo dice. Hemos leído diversos artículos, pero hoy nos detenemos en uno publicado por la Unión Nacional de Mujeres Saharauis -UNMS, titulado «El último cartucho». Muy extenso y con muchos datos, pero por el hecho de que aparezca sin firmar y por su estructura cabe pensar que pretende ocultar realidades que se suceden en los campamentos y que «no conviene» que se sepan.
Dicen textualmente en ese artículo que «… y, por supuesto, el elevado impacto económico que han tenido las estrictas medidas de seguridad adoptadas, que blindaron en 2013 los campamentos a la entrada de cooperantes no adscritos a proyectos concretos y a visitantes». Ni palabra de un tema que todos recordamos, el doloroso incidente que provocó el ejército argelino en la frontera argelino-mauritana contra nuestros ciudadanos saharuis. Éstos eran jóvenes comerciantes que transportaban mercancías (sobre todo carburante) y llevaban, también, a saharauis a Mauritania. El resultado, un muerto y otros heridos por disparos argelinos, ante el insólito silencio de nuestros responsables, cuya única reacción fue prohibir a los refugiados saharauis comerciar con el país vecino y abrir pequeños negocios en los campamentos. Pues, ¿dónde queda el Derecho de Libre Circulación de nuestros jóvenes? ¿Y su Derecho al Trabajo? Ellos, con su comercio, intentan solventar las precarias condiciones de vida en los campamentos ¿No están en su derecho buscar su pan de vida y el de sus familias? ¿Qué es lo que hacen nuestros responsables como alternativa a lo que llaman «tráfico ilícito»? Desgraciadamente, nada.
Esta decisión de cerrar las fronteras, entre otros factores, refleja en la cara de los jóvenes saharauis refugiados su elevado grado de frustración y rabia contenida, ya que, en su mayoría, están en paro y condenados a un futuro sin perspectivas. Hemos constatado en los últimos días un desbordado descontento, mostrado en las manifestaciones cada vez más fuertes y ¿peligrosas? de los refugiados saharauis en diferentes wilayas de los campamentos de Tinduf.
De esto tampoco comenta nada el artículo de la UNMS, de las manifestaciones de protesta y huelgas de hambre en la puerta de las instalaciones centrales de ACNUR en los campamentos de refugiados saharauis, ni de las protestas con pintadas en las paredes de Dajla contra los representantes de la wilaya. A vuestro parecer, ¿cómo se supone que deben aguantar estos jóvenes la injusticia de una Dirección a la que sólo le importa el futuro de sus propios hijos, asegurándoles una vida mejor fuera del sol abrasador del desierto de Lahmada?… Y mucho peor será su situación en el mes de Ramadán si sus actividades prohibidas por «ilícitas» siguen estancadas por esa injusta decisión, mientras ellos, los responsables y sus hijos, preparan estos días sus maletas para pasar el verano, tranquilamente, en el exterior, donde hay mar y el calor no es asfixiante…
Ante esa desesperada situación de precariedad absoluta, de desempleo, de desigualdades sociales y de discriminación…de silencio en los propios medios de difusión de la causa y, lo peor, la pasividad de nuestros dirigentes, cientos de jóvenes tan sólo disponen de manifestaciones y levantamientos contra sus líderes para expresar su descontento y su voluntad de cambio de esa política podrida que lleva ya implantada 40 años sin resultado alguno.
Esos inocentes jóvenes, que sólo quieren y exigen el Derecho a la Libre Circulación y ejercer libremente su actividdad comercial, se están viendo forzados a expresarse de manera violenta contra los propios dirigentes. De ello sobreviven ellos y sus familias, frente a las escasas ayudas humanitarias. Asi, más vale prevenir que curar… Son verdades a voces que se abren paso a golpe de pancarta en los campamentos. No subestimarlos sería un paso adelante.
Abdelah Kanti