EL REY DE MARRUECOS INVADE A ÁFRICA

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POR SALEK MOHAMED

Después de su incorporación a la Unión Africana, con el apoyo de 39 de los 54 miembros de la institución, el rey marroquí reanudó su ofensiva diplomática, económica y política por el continente con la visita a varios países africanos, entre ellos algunos de la línea dura de los oponentes más radicales de la política marroquí, como es Zambia, aliado siempre estratégico para el gobierno saharaui. Por esto nos preguntamos, qué esconden por detrás esas visitas del rey.

No cabe duda de que el gobierno saharaui se ve amenazado por la llegada de Marruecos a la Unión Africana, una decisión que dio un golpazo político a la diplomacia de nuestra Dirección, que no ha podido traducirlo como una «victoria» del Frente Polisario en términos políticos. La realidad en el terreno es lo que determina las victorias o las derrotas.

Si analizamos detenidamente la situación, vemos, por un lado, que el gobierno marroquí tiene lazos históricos, políticos y religiosos con el continente africano, ya instaurados por el difunto rey Hassan II. Por otro lado, a nivel económico, Marruecos es el segundo país inversor en África. No en vano en la primera macro-gira que realizó a finales de 2016, Mohamed VI firmó 82 acuerdos de cooperación, en su mayoría en los sectores vitales de la economía de cada país.

Así mismo, la existencia física y política del Frente Polisario en África se ve tajantemente amenazada a corto y medio plazo, porque el esfuerzo diplomático de Marruecos en esta gira confirma que el rey Mohamed VI está abriendo nuevos horizontes de cooperación en sectores estratégicos, que modifican radicalmente las simpatías de los gobiernos de los países que visita, que priorizan inversiones que permitan un desarrollo económico, político y social de sus propios Estados por encima de una posición a favor del gobierno saharaui.

El ejemplo más claro es Zambia, que ha retirado su reconocimiento a la RASD contra todo pronóstico. Indudablemente, esta ofensiva diplomática avanza positivamente, dejando apoyos afines a Marruecos y sentenciando el principio del fin de la representación del gobierno saharaui en algunos países africanos, hasta que logre su objetivo, que no es otro que la salida de la RASD de la UA.

MIentras, la pasividad de la diplomacia saharaui, la falta de iniciativa de los responsables internacionales del Frente Polisario y nuestra actitud consciente de aceptación de derrotas como «victorias» nos hunden cada día más.

¿Nos vamos a quedar mirando cómo nos derrotan?