Algo se gesta en los ánimos de los saharauis de a pie en todos los escenarios. El Frente Polisario toma decisiones por ellos, pero sin contar con ellos, y ya hay indicadores que hacen pensar que el cansancio, la frustración y la falta de solución política están empezando a contaminar el aire con preguntas sin respuesta y reivindicaciones que nadie escucha. ¿Qué está pasando?
A las puertas de la celebración del 41° aniversario de la autoproclamada RASD, el Secretario General del Frente Polisario, Brahim Ghali, ha viajado a Mozambique dejando órdenes por cumplir, mientras él trata de competir con el rey de Marruecos, Mohamed VI, sobrevolando espacio aéreo africano afianzando lealtades en la Unión Africana (UA), único organismo donde se le otorga legitimidad al Estado. Mali y Zambia ya son bazas perdidas que suben al marcador marroquí y, probablemente, también lo será Guinea Konacry, siguiente escala del viaje del monarca alauí.
Ardua labor tiene por delante el presidente saharaui, cuando los analistas internacionales anuncian que la entrada de Marruecos en la UA -con el apoyo de 39 países de 54- es una jugada para expulsar desde dentro a la RASD y lo antes posible, sobre todo, a sabiendas de que en esos viajes, Mohamed VI ha establecido acuerdos económicos, diplomáticos y religiosos para consolidar su posición como primer inversor en África Occidental y el segundo en todo el territorio africano, después de Sudáfrica. Y sigue sumando posiciones estratégicas, a pesar del conflicto del Sahara.
Entretanto, Ghali y la cúpula del Frente Polisario tienen más incendios que atender, que amenazan su futuro y, cómo no, el de la causa y el de su pueblo. Sin olvidarse que la prioridad es mantenerse en la UA, rezuman sueños de grandeza, que se aterrizan a base de golpes reales, que ya no pasan desapercibidos a un pueblo con acceso a información por internet. Y reclaman acción inmediata, fortaleza en el discurso y mayor transparencia, porque se van enterando de todo en tiempo real, como la sesión de hoy del Consejo de Seguridad, que no llevaba en el orden del día la petición de Uruguay (miembro no permanente) de analizar la situación del conflicto. Fue el representante del Polisario ante la ONU, Ahmed Bujari, quien entregó una carta de Brahim Ghali al presidente de turno ucraniano, sin novedad alguna, reclamando otra vez lo de siempre, que sólo provocó que entre bambalinas se comentaran noticias frescas más relacionadas con la falta de autoridad del Frente Polisario en los campamentos, las derrotas de Argelia y la necesidad de que esa «buena disposición a avanzar hacia la Quinta Ronda de Negociaciones» que refiere Ghali, se materialice entregando el censo de población en los campamentos.
Esto ya pica, dentro y fuera, porque los saharauis saben que cada vez hay menos personas en los campamentos… Huyen al Sahara Occidental siguiendo la oferta marroquí para los retornados. Se rumoreaba hoy en los pasillos de la ONU que las ONG apuntan a que no alcanzan a ser ni 40.000 personas. Preocupante. También debe serlo para los responsables del Frente Polisario, que dan luz verde a las órdenes de Ghali y avanzan en la adopción de medidas restrictivas de la libertad de movimiento de los saharauis.
Por un lado, Argelia ya aplica la medida de requisar el pasaporte a todo saharaui que accede al país por via maritima, privándoles así del único documento valido para regresar a su lugar de residencia en Europa. Para los saharauis de la diáspora, esta restricción atropella sus derechos y le exigen al Frente Polisario su intervención, pero parece que su esfuerzo es infructuoso y su privación de libertad, un hecho.
Por otro lado, el descontento invade a los refugiados y a los activistas de territorios controlados por Marruecos. Los primeros, desde ayer, se han encontrado con una ampliación del horario del estado de sitio decretado hace 10 años, que se amplía en dos horas más. Esto supone que entre las 23 horas y las 7 horas está prohibido cualquier desplazamiento dentro de los campamentos, bajo pena de multa económica que penaliza al refugiado. Por su parte, los activistas, que esperaban ansiosos la llegada de la lista de seleccionados para viajar a los campamentos a la celebración del 27 de Febrero, se muestran decepcionados y discriminados por el Frente Polisario, ya que este año «no hay dinero», aunque ellos piensan que los dirigentes ya no abren la puerta a posibles criticos que «contaminen» más el ambiente.
El lema «te quedas aquí por la causa nacional» no gusta. La imposición molesta y recalienta a una sociedad dividida que clama por un gobierno que piense en el futuro global del pueblo saharaui y no que prime sus intereses particulares. Ya hay disturbios, manifestaciones y mucha inseguridad en los campamentos, de ahí la medida restrictiva. ¿Todo se «arregla» con sacrificios del pueblo? ¿No será que ya sólo cabe obligarles a sacrificarse para mantener un poco más estirada la cuerda de estar en el poder?