POR ABDELLAH KANTI
El Tribunal de Justicia Europeo (TJUE) ha fallado en contra del Frente Polisario y ha anulado la sentencia del 10 de diciembre de 2015 del Tribunal General, que consideraba que el Acuerdo de Liberalización Comercial Agrícola y Pesquero firmado en 2012 entre la UE y Marruecos se aplicaba indebidamente al Sahara Occidental. Con esta sentencia del máximo órgano judicial de la Unión Europea se da vía libre de forma definitiva al Acuerdo, al estimarse el recurso de casación interpuesto por el Consejo Europeo. Además, expresamente dictamina que «se considera inadmisible el recurso presentado por el Frente Polisario por falta de legitimación».
Un récord de golpes encajados que, al final, sólo se traduce en dos conclusiones. La primera, que el Tribunal de Justicia Europeo ha decidido tomando en consideración los intereses de la Unión Europea, en un momento de profunda crisis económica, sin dejarse arrastrar por ideas preconcebidas de carácter netamente político. Partiendo de la base de que considera el Sahara Occidental como un territorio no autónomo adscrito al Comité de Descolonización de la ONU, el TJUE reconoce la administración marroquí sobre el territorio y no encuentra ninguna razón por la que pueda asegurarse que el Acuerdo de Liberalización Comercial afecta al Sahara o al pueblo saharaui, que, «en el caso de autos, no parece que este pueblo haya manifestado su consentimiento a que el Acuerdo se aplique al Sáhara Occidental». Es decir, que el Acuerdo seguirá como estaba, sin modificación alguna. Y ya no cabe recurso.
La segunda conclusión que extraemos de esta sentencia es que nuestro representante legítimo juega con nosotros como le viene en gana. Es ya hasta insultante cómo manipula la información para conseguir que asimilemos este estrepitoso fracaso como si fuera una gran victoria. Nos venden abiertamente que «se acabó el robo de los recursos naturales», el «éxito de la legalidad y el reconocimiento de que el Sahara no es Marruecos»… ¿Nos toman por idiotas?
La Corte Suprema de la UE ha anulado la sentencia del Tribunal General de Justicia, que sí que fue una victoria el año pasado, pero la han dejado en papel mojado y el Acuerdo Comercial continua desde este instante tal y como se firmó en 2012. Además, el Tribunal le ha cerrado la puerta en las narices al Frente Polisario precisamente porque no ha pedido a su pueblo que le respalde en la exigencia de formar parte de ese Acuerdo Comercial, como «terceros» susceptibles de vernos afectados por dicho acuerdo.
No es una victoria, es un descalabro. Nos vuelven a engañar nuestros dirigentes, para salvarse ellos sin asumir otra derrota acumulada. Probablemente por no querer reconocer que ha sido deslegitimado judicialmente ante los órganos de la Unión Europea. La cuestión es de tal magnitud que ya corresponde que los saharauis nos paremos a pensar detenidamente en manos de quién estamos, que siempre es «el mundo» quien tiene la culpa de nuestros males, pero el pueblo saharaui quien paga las consecuencias de una pésima gestión política del Frente Polisario. Y encima, con engaños.
Y, por supuesto, olvidan mencionar que el Frente Polisario ha sido condenado a pagar las costas de todo el procedimiento, desde que interpuso la denuncia contra el Acuerdo de Liberalización Comercial entre Marruecos y la UE. ¿Ese dinero también lo vamos a pagar nosotros con más disminuciones en nuestras condiciones, atribuyéndolas a un nuevo «recorte» de las ayudas internacionales?